martes, 30 de junio de 2009

El eclipse


Hace miles y miles de años, la Tierra estaba dividida en dos hemisferios separados por unos jardines enormes y fascinantes, llamados los "Jardines de Lampong", donde habitaban los dioses. Cada hemisferio estaba ocupado por una tribu. El situado en el norte estaba dominando por los Mons y el del sur lo estaba por los Thais. Estas tribus estaban enzarzadas en continuas guerras, pues ambas buscaban en control total del mundo.

Los Mans basaban su vida en cultivar la inteligencia, cultura y espíritu y los Thais preferían dedicarse a su cuerpo y a diversiones más banales. Rama era el jefe de Los Mons y tenía una hija llamada Durabi. Taksina era la jefa de los Thais y tenía un hijo llamado Angkor. Estos jóvenes eran la esperanza para perpetuar las tribus y continuar las guerras.

La historia comienza cuando, un buen día, Durabi fue a pasear a los "Jardines de Lampong". Estando allí, se econtró con un joven desconocido. Quedó fascinada por su cuerpo y su belleza, nunca antes vistos y, sin darse cuenta, estaba frente a él, hablándole. El joven, que era Angkor, quedó hechizado por la forma de hablar y de expresarse de Durabi. Ambos se hicieron inseparables. Sus familias, obviamente, no lo aceptaron y los amenazaron a ambos con la muerte si no se olvidaban el uno al otro. Sabían que no podían ser descubiertos, así que comenzaron a verse furtivamente en los Jardines. Estos encuentros hicieron enfurecer al dios de la Guerra, Kiri-Khan, pues al haber tanto odio y enfrentamientos, era el más poderoso y temía perder su supremacía si las dos tribus se unían. Por ello, transformó a Durabi en un astro muy bello, pero poco útil y lo llamó Luna y a Angkor en otro astro, muy útil, pero al que nadie podría mirar y lo llamó Sol. Además, hizo que el Sol saliera por el oriente a la vez que la Luna desaparecía por el poneinte, es decir, que el Sol reinara el día y la Luna la noche y así, nunca pudieran encontrarse.

Sin embargo, la diosa con menos poder, la del amor, llamada Yala, hizo un pequeño conjuro para que cada cierto tiempo, la Luna y el Sol se encontraran durante unas horas y así, recordar a las tribus que tuvieron la paz en sus manos y la dejaron escapar.

El momento del eclipse, como se conoce este fenómeno, es un momento mágico, ya que simboliza la unión y el equilibrio entre la belleza y la sabiduría.

Fa

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