domingo, 7 de junio de 2009

16 de abril de 1971...

Esta es la fecha en la que el la conoció. El toreaba en Sevilla y al verla entre el público quedó prendado por su belleza. Desde entonces son inseparables. Dos años más tarde, a las puertas de convertirse en una gran figura del toreo sus sueños se truncaron por los cuernos de un toro que lo marcó para toda la vida. Fue una cornada física, que le dejó secuelas aún visibles en su persona y emocional, ya nunca volvería a ser el que era, adios a un futuro de éxitos.
Esta es a grandes rasgos la historia de Pepe, señor que nos abrió su alma el día que decidimos tomar una cerveza en su bar.
Era una tarde de lluvias repentinas, de esas de las que no sabes cuanto tiempo vas a necesitar el paraguas, y como no lo sabes, decides salir para probarlo mientras te tomas una cerveza.
La doctora M.J. y yo decidimos ahogar nuestras penas estudiantiles entre bares gaditanos y nos decidimos por este ya que poseía la exquisitez de los grandes antros que no dejan indiferente.
Antro sucio y oscuro...jamones sudando sobre los clientes y la bonita mescolanza de motivos taurinos, que rozan el mal gust, y Muse sonando de fondo.(El dato musical es importante. En el tiempo que estuvimos recorrimos atmósferas musicales que fueron desde Nirvana hasta locuras jazzísticas a lo Chick Corea).
Como iba diciendo... al entrar, Pepe clavó los ojos en M.J. y poco tiempo le faltó para que le confesase el grandísimo parecido que tenía con su mujer. Entre la sordera y las convulsiones, restos del pasado torero, es toda una proeza que ese hombre no pierda un dedo cada vez que ponga una tapa de queso.
Mientras sonaba P.J.Harvey...o por lo menos en mi cabeza sonaba, quizás efectos del alcohol o taponamiento arterial por la grasilla de ese jamón que comimos...nos va sirviendo tapas y vuelve a rememorar momentos trágicos de su vida. Un traje blanco y oro manchado de sangre guardado en un baúl, un nieto con aspiraciones taurinas y una pila de deudas que lo llevó a pasar la vida entre clientes y chorizos.
Recomiendo este bar al sector estudiantil que siguiendo la línea que algún día comentaremos de, ¿qué hacer con un euro?, pueden dar rienda suelta al placer de las chacinas y la cerveza bien tirada. Por un euro se come uno un montadito, que me rio yo de los 100, escucha buena música y puede tener buena conversación si va con alguien que se parezca a algún familiar de Pepe (ser que en el fondo puede ser clasificable como personajazo).
Un saludo.
Ma

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