domingo, 28 de marzo de 2010

1999


Detrás de cada canción existe una historia… detrás de cada disco también.


Una historia ajena que cada uno hace propia y le da un significado real.


Porque en tres minutos puede decirse tanto…


Porque todo es distinto a la luz del sol :)




Tengo en mis manos el “1999” original, de Love of Lesbian… y curioseando, he encontrado la siguiente carta de despedida a la otra mitad de la historia que se resume en poco menos de una hora de música:

Donde diablos estés. Por fin me atreví a resumir aquel año. Cuando queríamos romper ventanas… y lo hacíamos. Donde diablos estés. Si lo escuchas, no te lo tomes a mal. Todo está pasado por el filtro del tiempo y mi imaginación tramposa. Si te preguntas “¿Se ha atrevido a hablar de él y de mí?”, observa la cifra y considérate contestada. No incluyo nombres en ningún caso. Únicamente lo sabrás tú, que, en cierta manera, es lo que pretendía. Una broma desde la distancia. 1.999. El año del supuesto fin del mundo… en cierta manera… sí… el fin de ti y de mí… algo definible como un pequeño mundo infranqueable para el resto. Y como extrañas plantas, crecíamos más cuanto menos agua y luz existían a nuestro alrededor. ¿Cómo podíamos pretender gustar al resto? Nos conocimos sin raíces, andamos un tiempo juntos, sin raíces… en algunos momentos tuve la sensación de que cada uno de nosotros arraigó en el otro. Pero, de cualquier manera, ya era demasiado tarde para nosotros. ¿Cómo podían asentarse en la tierra dos seres tan volátiles? Así que cada uno siguió el camino que le correspondía, y no hay nada más que decir. Hoy iré tarde a dormir. Te informo. Me imagino que mañana te levantarás temprano.

lunes, 22 de marzo de 2010

Pobre Principito...


Pobre Principito, que creyó que su rosa era corriente porque vio otras cinco mil aparentemente iguales en un jardín… pero su rosa era única…


Como él, recorremos nuestro propio universo, cada día… nos rodeamos de gente… y de vez en cuando, muy de vez en cuando, sin darnos cuenta, aparece alguien que nos domestica…
Puedes intentar razonar, huir, resistirte… puedes intentarlo todo… puedes poner todas tus fuerzas, pero ten por seguro que no servirá de nada… ni siquiera el miedo lo impedirá… porque no se puede para algo inevitable.


Y la apuesta es alta, pero merece la pena… aunque siempre que te domestican, como bien dijo el zorro, te arriesgas a llorar un poco… ¿y qué?


¿Acaso no quieres saber lo que es reconocer los pasos de alguien entre la multitud, saber que es único (aunque no imprescindible, porque realmente nadie, y cuando digo nadie es NADIE, lo es) o mirar a tu alrededor y poder recordarlo con una sonrisa?


Por supuesto que es un peligro, porque confiamos, nos exponemos y damos carta blanca, sin apenas darnos cuenta.


Pero aprendes a ver la otra cara de la luna, a dar otro sentido a las canciones, otro significado a las palabras, al tiempo y al espacio, a sentir el sol… las cosas sin sentido pasarán a tenerlo y tus dogmas serán cuestionables, podrás conocer y ser conocido de verdad, hasta el último recoveco más escondido… el orden será caos y la noche día… y mientras dure, procura disfrutar cada minuto, cada milésima de segundo…


Y cuando llegue el momento, prepárate para sufrir un poco… porque quizás duela… pero si no arriesgas… ¿cómo podrás ganar?

sábado, 13 de marzo de 2010

Tesoros



Tres pasos a la derecha, cinco al frente y otros diez a la izquierda… ahora busca la quinta palmera y cava 10 metros y lo hallarás… qué fácil sería si todos tuviéramos un mapa para encontrar nuestros tesoros, ¿verdad?

Como cualquier pirata que busca su cofre, o un investigador alguna ciudad perdida en el océano o un resto arqueológico que lleve enterrados miles de años … como cualquiera de ellos, todos nosotros pasamos la vida buscando nuestro Anillo Único, Arca Perdida o Perla Negra particular… sin saber, necios nosotros, que los tesoros no se buscan, se encuentran.

Y como prácticamente todo en esta vida, cada tesoro es subjetivo… lo que para una persona es un trozo de metal para otra representa una valiosa moneda romana… incluso un simple papel puede pasar de ser insignificante a valioso dependiendo de lo que tenga escrito en él…

Algunos serían felices encontrando el sueldo para toda la vida de Nescafé, ganando algo en un concurso o simplemente encontrando 10 euros en mitad de la calle…
Otros atesoran amaneceres en buena compañía, o insignificancias que les recuerdan a momentos pasados…
Los hay que tienen gustos más extraños y coleccionan risas particulares, sobrecillos de azúcar o flores secas.
Joyas que pasan de generación en generación, juguetes de la infancia, conchas, chapas, cromos, dibujos hechos hace años…

Muchos de ellos, aparentemente, tienen la función de acumular polvo… pero no sería lo mismo si no existieran…

Pero para mí, el mejor tesoro de todos, es el oculto, el que nadie más puede ver… aquel que ni yo misma supe ver en un principio… pero que se hace valioso porque significa algo… porque es distinto a cualquier otro…

Y la mayor suerte de todas es darte cuenta de ello.