martes, 20 de octubre de 2009

Por fin algo normal

Era una mañana de domingo... o de sábado, bueno no lo se muy bien, lo que si recuerdo que era puente y quizás por eso no me sitúo temporalmente. No recuerdo el día en concreto pero sí lo que sucedió.
Yo era totalmente consciente de mis actos, la resaca no era excesívamente pronunciada y la jornada ociosa no se presentaba con muchos altibajos.
Me decidí a saborear un delicioso café de Nicaragua, muy cargado, para despertarme, animarme y recordar a la doctora B. que me lo regaló. Tanto lo cargué que se me dilataron las pupilas hasta hacerme daño, la lengua se me pegó al paladar y de repente aparecí en el salón ya duchado y vestido. Era un café tan cargado que se me modificó incluso el acento y empecé a usar terminología típica del sur de América...deja que te coja...ayer tomamos mucho...o espera que luego platicamos. Esto me pareció un poco raro pero bueno, acepté mi nueva situación y continué con mi vida. Que más da el acento, en el fondo sigo siendo el mismo.
Después del café me quedé con un poco de hambre. No soy yo muy de desayunos a lo Truman Capote, (para desayunar...no con diamantes...se tomaba el tio un cigarro y una aspirina...que viva la dieta mediterránea). Lo del cigarro sí lo comparto, pero es que soy alérgico a la aspirina y no me van esas emociones tan fuertes.
Bueno, por donde iba, me entró hambre y me decidí a tomarme una tostada con tomate. Pero no en rodajas, ni frotándolo contra el pan...decidí prepararlo de la misma manera que lo hacen en la cafetería del mentidero. Conocida por algunos por su peculiar camarera, con cara parecida a un sapo...tortuga...o algún animal acuático raro. Toda ella adornada con una redecilla en el pelo que le da ese toque característicamente...feo. (Inciso: alguien podría decirle que más que una redecilla le sentaría mejor un pasamontañas que le cubra el rostro, pero eso es solo una opinión personal).
Pues eso, que experimenté por la cocina hasta mezclar los ingredientes que para mi daban a esos desayunos ese sabor tan característico y me lo tomé.
Todo parecía ir bien, a excepción de mi nuevo acento, que no me disgustaba pero me resultaba cuanto menos gracioso.
La sorpresa vino cuando me fui a fumar un cigarro y me di cuenta de la boca no estaba en su sitio. Estaba más plana y con menos cantidad de labio...después de mi experiencia anterior con el café me puse en lo peor y acerté.
Se me había quedado la cara de la camarera a la que tanto admiraba. Esto ya me hacía menos gracia. Un acento puede darle a uno una gracia especial, pero una cara de mujer, además poco agraciada, era algo que no podría soportar.
Mi desesperación iba en aumento cada vez que me veía reflejado en algún espejo y veía que era totalmente real, era yo mismo transformado en otra persona.
Esto se me estaba yendo de las manos. Estaba seguro de no haber tomado nada extraño en los días anteriores a excepción de un hummus un poco líquido, (pero muy sabroso y hecho con mucho amor), por lo que en el fondo estaba convencido de que todo era real.
Cuando ya no podía más intenté evadirme de la realidad tocando un poco el bajo.
Me senté, pulsé el botón de encendido del amplificador y comencé a trastear un poco.
A los pocos segundos apareció...no me lo podía creer, tercera situación fantástica en el mismo día. Apagué el amplificador y lo volví a encender...al segundo...otra vez. Me quedé un poco paralizado aunque no sorprendido después de lo sucedido anteriormente. Apagué definitivamente el amplificador...y ahora con el aparato apagado también pasaba lo mismo.
Una voz como electrónica...metálica...parecida a la que debe ser la voz del aparatito que usa Stephen Hawking me decía algo como..." entrenamiento no se que...doble..." no se...pero las tres veces dijo lo mismo.
Después de unos días en los que las cosas vilvían a la normalidad, ya no tenía acento...mi cara era la de siempre...el problema de la voz y el amplificador seguía sin saber como solucionarlo hasta que esta mañana descubrí el misterio.
Las tecnologías no van mucho conmigo y comentando mi locura me mostraron la verdad. Me pusieron la misma voz y resulta ser una opción del teléfono para hacer marcación por voz...cosa que nunca haré.
Un saludo,Ma.

1 comentario:

  1. jajaja sí sí tú cuentas lo del ampli, pero no lo de tu transformación en la señora del mentidero eh? No sabes tú ná... que conste que yo he sido la única que te ha creído con lo de las voces, aunque algunos piensen que con eso ya está todo dicho ¬¬

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